Tuesday, September 15, 2009

Muncie Visit

The weekend before Labor Day, I went down to Ball State to visit friends, Justine and Beth, who are still studying there. I stayed with Beth in her university apartment. As two nerdy and art loving girls, we enjoyed playing Banana Grams (like Scrabble, but more fun) and went to a pottery gallery to paint pottery. Hers was a pretty spoon rest, but mine will have to remain a secret till Christmas. The funniest part of the visit was the ice cream social at the university apartments. The resident assistant had brought the ice cream out 20 minute before the first participant showed up, without refrigeration. In the sun. With cones and one scooper. Imagine, scooping soupy melted ice cream into a small cone with a huge ice cream scooper, trying to keep it from dripping on clothes. I think that was more challenging than the hillbilly golf game set up to entertain us. And no, I didn't pass the challenge; the last bite landed on my pants as the cone split in two. It was kind of strange being back on campus and viewing the subculture from a outsider's point of view. A world where everyone is, for the most part, either teaching or between the ages of 17 and 26. I remember college being sort of like a limbo land, where you're not quite a kid but not quite an adult, not having a full time job. It's good, so far, being on the other side.

El fin de semana antes del Día del trabajador, fui a la universidad de Ball State para visitar a unas amigas que están estudiando allí. Me quedé con Beth en su apartamento, jugando a juegos de crucigramas, conociendo a la gente de allí. Él sábado fuimos a una galería de cerámicas para pintar. Ella hizo un plato apoya cucharas y yo pinté un plato para mis padres. Es un secreto hasta las Navidades! La parte más gracioso del fin de semana era la fiesta con helados para dar los bienvenidos a los estudiantes que vivían allí en los apartamentos. El organizador había puesto los helados en la mesa 20 minutos antes de la llegada de la primera persona. Afuera en el sol. Sin refrigeración de ningún tipo. Habría estado bien, normal, si hubieramos tenido cucharas y platos hondos de papel. Pero, solamente tuvimos cucuruchos pequeños y una cuchara grande. Imaginate, la gente intentando trasladar el helado de la caja a su cucurucho chiquitito sin dejar caer gotas de helado derretido en la ropa, el brazo, todo la mano. No aprobé el exámen. Cuando fui a terminar el mío, el último mordisco se me cayó a mis pantalones. Está bien, al menos no había notas. Estaba un poco extraño estar en la ciudad universitaria otra vez, observando la subcultura desde el punto de vista de una persona de afuera. Un mundo donde toda la gente, por lo general, tiene entre 17 y 26 años y si no, están dando clases. Me acuerdo que estar en la universidad era para mi como estar en el limbo, no estaba una niña o jóven viviendo en la casa con mis padres pero a la vez no estaba completamente un adulto. Está bien, hasta el momento, haber pasado por allí y estar al otro lado.

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